La lectura: el viaje más apasionante

Tendría yo 6 ó 7 años cuando comenzaron mis padres a regalarme libros. No solo me compraban los que el colegio recomendaba de obligada lectura sino también aquellos que me apetecía leer. En clase teníamos también una abundante biblioteca y nos dejaban horas lectivas para coger un libro de nuestro gusto y leer durante un buen rato. Lo cierto es que mis padres fomentaron en mí el amor por la literatura y a ellos les debo ser una gran lectora. Tenía la costumbre ya de pequeña de leer un ratito antes de irme a dormir. Me recuerdo en el cuarto compartido con mi hermano leyendo libros de la colección de El Barco de Vapor de la editorial S.M. y muchas otras. Qué risa cuando leí el libro «Fray Perico y su borrico» un clásico de la literatura infantil que tuvo varias...

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